Poder admirar un espectacular contraste de arquitecturas que me hicieron sentir simultáneamente en la Edad Media y en el siglo XXI, fueron parte de las sensaciones vividas durante estas merecidas vacaciones de fin de año.
Pasar a través de las Torres Serranos y Quart, puertas de acceso a Valencia desde la época medieval, la Lonja de Seda, la Catedral con su famoso ¨Micalet¨al que no pude subir, más por cansancio que por falta de curiosidad, el Mercado Central, la espectacular fachada de alabastro del Museo Nacional de Cerámica, el Ayuntamiento y su plaza, el edificio del correo, la plaza Redonda, tomar agua de la fuente de Tres Chorros, que me garantizan el regreso a Valencia, fueron algunos de los espacios que más que visitarlos, están grabados en mi ser, por siempre y para siempre.
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